Hará unos 20 años, celebrando el día de Navidad con mis tíos en casa de mis padres, mi padrino le recordó a mi madre que durante esas fiestas mi abuela preparaba un pastel de patata y tomate que nunca más lo había probado. A mi madre le vino a la cabeza la receta que elaboraba mi abuela y a partir de entonces, todas las celebraciones, en Navidad o fuera de ellas, se ha venido preparando este pastel.
Nunca llegué a conocer a ninguno de mis abuelos y es algo que me ha marcado profundamente. Todo el mundo dice que mi abuela por parte de madre (mi abuela María) era una gran cocinera y una magnífica repostera. Todos los hornos querían contratarla para que hiciera los panquemaos, dulces de navidad, la leche merengada y el inolvidable para todos, mantecado, porque según decían, tenía unas manos prodigiosas. Quizá de ella haya heredado la afición por la cocina, aunque estoy seguro que no le llego ni a la suela del zapato. Que más quisiera yo.
Mi madre no cocinaba nunca. Mi abuela se bastaba ella sola para cocinar. Llegaron a Valencia ellas dos, la abuela de mi madre y mi tía Esperanza en el año 1940, solas, ya que eran viudas mi abuela y bisabuela, debido a la maldita guerra civil. Venían de Calasparra (Murcia) el famoso pueblo donde el arroz bomba empezó a recuperarse nuevamente.
Haceos una idea lo que suponía en el año que vinieron, tener que buscarse la vida. Cuatro mujeres solas, entre ellas una niña de 2 años y una adolescente de 12, con muy poca ayuda y que labraron su futuro a base de esfuerzo, de trabajar muy duro y llorar muchas noches. Por eso solo puedo sentir admiración por lo que hicieron, aunque no haya podido conocer a dos de ellas.
Es por ello, que esta receta sirve de homenaje para mi madre, porque la vida no le ha sido fácil en muchos momentos, pero ella es de esas personas que nunca ha cejado en el empeño. Ha sufrido como la que más, pero ha conseguido labrarse un presente y un futuro lleno de valentía. Valentía que me ha sabido transmitir, para luchar en esta durísima vida que no es bella, no. Es muy cínica y a veces cruel, pero de la que debemos extraer los mejores argumentos para disfrutarla. Este post lo hago como todo en mi vida, desde el cariño, desde el reconocimiento por los que me han enseñado desde pequeño, por los que han estado a mi lado en los peores momentos. Va por ti bisabuela, va por ti abuela, va por ti tía Esperanza, va por ti mamá, porque si hoy en día estoy donde estoy, es gracias a ti y al cariño y educación que me has dado.
Ingredientes:
2 patatas medianas
300 gr. de atún en aceite de oliva
500 gr. de tomate triturado
3 o 4 huevos medianos
15 gr. de piñones
Sal
2 cucharadas de azúcar moreno
Aceite de oliva
Mayonesa
Vamos allá con la elaboración.
Ponemos a cocer los huevos. Sabemos que cuando empieza a hervir el agua, añadimos los huevos y los cocemos 12 minutos aproximadamente. Los pondremos bajo un chorro de agua fría para cortar la cocción. Los reservamos y cuando estén fríos, los pelamos.
Ponemos a cocer las patatas con piel y sal.
Tostamos los piñones y los retiramos del fuego.
Mientras, ponemos un cazo con aceite de oliva y freímos el tomate. añadimos un par de cucharadas de azúcar y rectificamos de sal. Tiene que quedar muy espeso y sin prácticamente nada de agua.
Quitamos las yemas cocidas de 2 o 3 huevos cocidos. Reservamos
Cortamos los huevos en trozos y añadimos junto a los piñones y el atún escurrido al tomate frío. Dejamos reposar y si podemos lo introducimos en nevera. Lo podemos dejar de un día para otro. Los sabores se homogeneizarán.
Dejamos enfriar bien las patatas. Las pelamos y las escurrimos. Las cortamos en trozos.
Con ayuda de un mortero. las chafamos bien.
Ponemos las patatas chafadas encima de un papel de aluminio y vamos aplanando, del tamaño del recipiente que vayamos a usar.
Colocamos la mezcla de tomate sobre la patata. Como os he dicho, es mejor tenerlas muy fría y sin líquido, para que la patata no tenga poros.
Con cuidado vamos enrollando la patata, hasta obtener un rulo.
Lo colocamos en el molde que deseemos, por la parte donde no está el pliegue que puede haber quedado un poco abierto.
Seguidamente, usaremos la mayonesa para cubrir el pastel. Podemos utilizar una mayonesa comprada o elaborada por nosotros mismos. La que yo he usado es una mayonesa tradicional que hacía mi abuela, la clásica, la de toda la vida.
Recubrimos el pastel con cuidado con ayuda de una espátula.
Por último, rallamos la yema de huevo y la ponemos por encima del pastel. Guardamos en nevera para que esté frío.
Ya lo tenemos listo para comer. Han sido muchísimas personas las que lo han probado, estoy seguro que cientos y a día de hoy, nadie ha dicho que no le gusta. Quizá el secreto sea el cariño que mi abuela transmitió al hacer la receta y que he heredado de mi madre. Como siempre digo, las cosas hechas con amor, jamás pueden estar malas, al contrario, traen a tu memoria, recuerdos de los mágicos momentos que hemos podido vivir.
Bon profit!
Que sería de nosotros sin esas madres luchadoras, verdad?? Haré el pastel muy pronto, y lo haré en homenaje a tu madre, por haber criado y educado a la gran persona que eres. Te admiro profundamente, eres un ejemplo de lucha y fuerza, que cuantos quisiéramos. Te quiero un montón, xef!!! Muacks
ResponderEliminarLas madres lo son todo y las abuelas para quien las ha podido conocer, también. Yo solo he tomado ejemplo de lo que ellas han hecho, y aunque no haya podido conocer a mi abuela, su pundonor y lucha me marcarán para siempre. Como digo en el post, no les llego ni a la suela del zapato de a mi abuela ni a mi madre en nada, pero seguiré su ejemplo. Un besote para ti Silvi. Yo también te quiero mucho.
EliminarQuerido mío tengo que decirte que me he emocionado al leerte.. Tantas cosas pasan por ahí... escuchar a un hombre hablar así de las mujeres de su vida...oír tu corazón darle el valor que ellas se merecen es hermoso.. Te diré que un poco en silencio te conocí el año pasado creo buscando recetas de "pan Quemao" y he de decirte que me quedó espectacular y precioso de ver... coincidencias de la vida.. yo también tengo un hijo y lucho como si no hubiera mañana y además mi madre y mi madrina hacían cuando yo era pequeña un pastel muy parecido a este... sin piñones,no había para tanto. Un gusto escucharte,contarte y reebcontrarte. Haré tu pastel para traer aquellos hermosos recuerdos cuando nos juntabamos toda la familia en Navidad. Un abrazo y suerte TODA la suerte del mundo :)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Son parte de mi vida las mujeres que menciono y que aunque no las haya conocido, me han marcado profundamente. Me alegra que me hayas conocido y que tu Panquemao te saliese tan bien como dices. Las mujeres sois luchadoras por naturaleza y lo hacéis todo por un hijo. Es un gusto que te hayas reencontrado conmigo y que vuelvas a hacer este pastel nuevamente. Ya tendremos un nexo de unión para siempre. Suerte para ti también.
EliminarOtro año mas Ximo... :)
EliminarYa sabes que soy muy emocionable. Lo has conseguido en facebook y ahora, tras leer toda la introducción a la receta, del todo.
ResponderEliminarSoy madre y conservo a la mía, no a mi padre y ambos fueron y son ejemplo de lucha. También tuve la suerte de conocer a mis abuelas, pero no hay espacio aquí para escribir más. Eran tiempos duros e historias como las de tus tres protagonistas, historias de posguerra cruel, se escribían en cada familia y nos han marcado, incluso a las generaciones posteriores.
Felicidades por tener esa madraza a tu lado y felicidades por saber apreciar todos los aprendizajes de vida que te ha transmitido y te transmite.
Felicidades por esa receta recuperada para Navidad y para cualquier día. Es un rollo de patata diferente y que me llevo porque me encanta.
Un besote.
Solo puedo sentir admiración por ellas Marisa. Hoy en día es duro luchar en esta sociedad machista que tenemos, pero hace 70 años lo era mucho más. Su coraje y su esfuerzo al final tuvieron recompensa y eso me llena de una enorme satisfacción.
EliminarMi madre juega en una liga diferente, es una persona prácticamente irrepetible, que desprende bondad para todo el mundo. Tengo la enorme fortuna de tener sus genes y ser un poco parecido a ella, aunque a veces con mal genio.
La receta casi es lo de menos, pero la llevaré conmigo siempre y me acordaré de mi madre y de mi abuela. Un beso enorme.
Es verdad lo que dices, este pastel gusta a todo el mundo, yo tambien lo preparo y siempre siempre triunfo con este plato, otra modalidad es haciendo un sofrito de cebolleta y carne picada de ternera por supuesto con tomate, asi tambien esta buenisimo.
ResponderEliminarLa verdad es que no conozco a nadie que no le guste. Una receta simple y con ingredientes muy asequibles. Probaré la variante con cebolleta y carne picada. Tiene que estar muy bueno sí. Un saludo y gracias por tu comentario.
EliminarXimin, siempre estuviste muy bien rodeado!!, Me encanta este post, en mi casa ese pastel tambien lo hacía mi madre, me lo has recordado!! un abrazo para tí y para tu madre, qué par de valientes!!! bsssssssssssssssss
ResponderEliminarHola. Yo creo fervientemente que la cocina tiene un gran componente de cariño, recuerdos... Debe emocionar. Te he descubierto por casualidad y tan sólo leyendo este post que sepas que tu blog va directo a favoritos. Un abrazo.
ResponderEliminarMe ha encantado tu historia. Es realmente emotivo que una receta te evoque a personas tan especiales, y las abuelas lo son y mucho!! Me encanta la receta, la voy a probar porque me has dejado totalmente enamorada de ella. Mil gracias por compatirla. Kisses!!
ResponderEliminarHola Ximo, lo que está puesto a hervir ¿son 3 patatas o 3 patatas y un boniato?. Gracias
ResponderEliminarSon sólo patatas en la receta pero en la foto aparece un boniato y no sé el motivo... Y eso que la foto la hice yo.
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