Esta receta es un pequeño homenaje a mi abuela María que no conocí. El otro día estaba en el Horno San Bartolomé de Jesús Machí del que soy amigo (sí, amigo) y estaba realizando pruebas para un mollete gallego. Comentando que se trataba de un pan más bien con una textura blanda, creo que fue a él al que se le ocurrió rellenarlo con unas habas. Pensé que si cortaba la tapa y lo rellenaba con ellas podría quedar como un típico bocadillo valenciano pero con una forma curiosa. Fui al Mercado de Algirós de Valencia y compré unas habas. Eran muy pequeñas y me vino a la cabeza un comentario que siempre me hace mi madre. Mi abuela las preparaba con su piel si eran tan pequeñas y tenían mucho más sabor, o eso al menos me decía mi madre. Así que decidí probarlas así ya que nunca las había hecho. Por desgracia no conocí a ninguno de mis 4 abuelos y esas cosas marcan en la vida. Como ya he dicho en alguna que otra ocasión, decían que era una gran cocinera y sobre todo repostera. Estoy seguro que yo no le llego ni a la suela de los zapatos, porque antes cocinaban con 4 ingredientes y hacían unos platazos impresionantes.
Como soy un afortunado de la vida y sobre todo un agradecido por todo lo que hoy en día tengo, quise terminar esta receta con dos productos que me regalaron Miguel Ángel Sahuquillo, un gran panadero de Villamalea (Albacete). Miguel Ángel me trajo hace unos meses un queso de la quesería La Rueda semicurado y de leche cruda, Morquera y la otra persona una morcilla de un pueblo andaluz.
Ingredientes:
1 mollete gallego
1/2 kg de habas pequeñas con su piel
1 alcachofa
2 cebollas medianas dulces
Una morcilla de Montoro
Queso de Ajedrea de quesos La Rueda
1/ vasito de moscatel
1 o 2 alcachofas
Pimienta negra
Tomillo
AOVE
Sal
Agua
Cortamos las cebollas en brunoise o picada muy fina.
La pochamos con AOVE hasta que comience a blanquear.
Lavamos bien las habas y lastramos en trozos como en la foto.
Pelamos y cortamos las alcachofas y las hacemos en láminas más bien finas.
Cortamos la morcilla en rodajas. Yo la había dejado oreando fuera de la nevera durante unas semanas como me había dicho Agustín y se quedó en un punto que no estaba ni muy seco ni muy blando.
Agregamos las habas y el tomillo a la cebolla, salpimentamos y dejamos cocinar unos 10 minutos. Vertemos el moscatel y dejamos reducir. Agregamos las rodajas de morcilla con el fuego casi apagado.
Mezclamos bien y dejamos reposar al menos 12 horas para que los sabores se asienten.
Corta las láminas finas del queso para poner por encima.
Cortamos el mollete haciendo una especie de tapa para el relleno.
Ponemos las habas y las morcillas encima del pan cortado y colocamos queso cortado. Si lo deseamos le damos un golpe de horno e inmediatamente lo comemos.
Lo llevé al horno de Jesús para que lo probasen los chavales que trabajan con él y creo que les gustó, pero como siempre digo, eso ya es cuestión del que come. A algunos les gustará y a otros nos. Si probáis a hacer la receta ya me lo diréis.
Aprovechad a todos los que tenéis aún a vuestros abuelos porque es una de las cosas que más he echado en falta en esta vida. Absorbed toda su sabiduría y si os pueden transmitir ese fantástico recetario que seguro que tienen en su cabeza, hacedlo. Cuando ya no estén por ley de vida, si no habéis anotado esas recetas se perderán y será imposible recuperarlas.
Sed felices, haced el bien a los demás y disfrutad la vida que son 4 días y no estamos para perder el tiempo con discusiones.
Bon Profit!
Que buena pinta, que maravilla, quiero comer un trocito por favorrrrrr. Besos
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